lunes, 26 de noviembre de 2012

Nobody knows it

Creíste que lo sabías, pensabas que conocías aquella sensación, que sentías todo lo que significaba aquello. Que esas dos palabras y ocho letras significaban eso que te habían vendido durante estos últimos años, pero de repente llega alguien y te das cuenta que no tenías ni puta idea.

Aprendes que la felicidad puede estar en instantes tan pequeños que muchas veces no eres capaz de percibirlos, está en esa forma de acariciar tu cara, de besar tu frente. Está en esos dos meses a diecisiete mil kilómetros de distancia, están en cada 'Buenos días' y cada 'Buenas noches'. Está en cada sonrisa que me dedica, en cada mirada y en cada guiño. Y es cada vez que llegar por detrás te tapa los ojos y te besa, es la cara que pone cuando te mira, la voz y cómo te susurra ese 'te quiero', como acaricia tu mano mientras conduce o como te pide un beso.

Y le ves cada mañana cruzando la universidad casi cabizbajo porque parece que vive cansado, con su chaqueta azul sus vaqueros de G-star y sus nike altas. Y me gusta cruzarmelo por los pasillos cada día, con su sonrisa y sus ganas de pasarse mil horas a mi lado. Y me gustan las noches de fiesta que acaban en ese sofá o sentados en la acera de mi calle hablando de como fue la noche, es sentir esa seguridad cuando te abraza que sabes que puedes dormir tranquila porque él está ahí, a tu lado, es abrir los ojos al despertar y verle ahí con sus ojitos cerrados que casi  ni puede abrir y poder darle los buenos días con un beso.

Y aunque cada mañana salgamos corriendo dormidos y a veces todavía borrachos, merece la pena esas 2 horas que dormimos juntos, el simple hecho de verle despertar y sentirle cerca, es lo más bonito del mundo. Aunque luego tengas una mañana de mierda y estés agotada, ese simple amanecer a su lado cambia todo.

Podría decir que no le conozco demasiado, que así de un día para otro el destino le metió en mi vida, y como dice él, quiso que nos conociéramos después de dos años compartiendo ciudad, carrera, universidad y hasta alguna que otra noche de fiesta. Que algo se accionó de repente.. Quizá hace solo 4 meses que le conozco, pero se exactamente la cara que pone cuando se enfada, como sonríe cuando se mira al espejo y se siente el más guapo del mundo, que se cómo detrás de esa fachada de 'me la suda todo' esta un chico con un corazón enorme, que es capaz de amar hasta el gesto más pequeño e insignificante. Que aunque finja que no se entera de las cosas, en realidad tiene la oreja puesta aunque se haga el tonto, que me gusta correr por las calles haciendo el tonto, y pararnos cada 20 metros a besarnos, que la gente mire como me coge en medio de la calle y cómo nos estamos pegando en medio de santa clara. Que me gusta que cada día me acompañe a casa y como el muy tonto de él casi se deje pillar la mano con el ascensor por no parar de agitarla para despedirse. Que me gusta cuando me pone ojitos me pide un beso y me pregunta aquello de 'me quieres?' me gusta que sea un loco de la vida y a la vez un romantico de libro. Y me gusta cantar con el en el coche a voces y que baje la ventanilla del coche cuando me deja en el portal y me grite 'guapa'.

Me gustan los paseos los viernes por la noche o los cafés que acaban en cervezas y noches de fiesta, me gusta poder agarrarle de la mano y sentirme en casa.
Y es él, sólo el es capaz de esperar 2 meses a una persona que ni siquiera conoce, aparecer a las 2 de la mañana en Salamanca solamente para verla. Que me encanta que el que iba a ser mi peor primer jueves de curso aparezca por la mañana en mi portal para llevarme a clase. Que son esas cosas que no haría por nadie. Es ver que cada día tiene algo nuevo para mí, que nunca para de sorprenderme, que me gusta, me encanta, me quedaría horas y horas mirándole como una tonta. Su espalda perfecta y su color de piel que mi tio se empeña en llamarle negro, que me gusta su pelo despeinado y sus barbitas de dos días sus manos suaves que me acarician, que me gusta esa cicatriz que tiene en la cara que le hace aún más atractivo.
Que estoy muy orgullosa de él y de que esté a mi lado.

Porque él, y sólo el ha cambiado y dado sentido a esas dos palabras y ocho letras.