jueves, 28 de abril de 2016

Te voy a contar el mayor de mis secretos.



El otro día desperté a media noche y estabas enroscado en el nórdico en la otra punta de la cama, no sabía nada de ti, desconocía tus miedos, tus virtudes e incluso tus defectos. Hasta hacía pocas horas confundía tu nombre, no quería despertarte, ni siquiera sabía si quería seguir durmiendo en esa cama, había pasado una noche increíble entre risas y cerveza, me torturaba pensar en uno más, pero a la vez me apetecía arriesgar, y si no, abriría la puerta y me iría como en tantas otras ocasiones.

Yo seguía siendo un desastre, el mismo desastre que quería hacerse la dura para que así quisieras mirarme sólo un día más. Sintiéndome una completa estúpida, fingiendo ser alguien que no soy, no soy de las que piensa dos veces antes de actuar. No soy de las que se maquillan hasta lo que no existe para que no se vea lo que hay debajo, no rio gracias que no me hacen reír.
Soy o quizá fui en aquel tiempo una puta loca, pero a base de golpes aprendí a esbozar sonrisas falsas, comprendí que en esta vida solo sobreviven los fuertes y que había que ir de pasota. Entendí que la vida me pedía ser prudente, pero me he dado cuenta que por muchos golpes que nos de la vida, para hacer una tortilla siempre hay que romper los huevos.

Y he sido una cobarde hasta que te vi.

Sé que no soy así, porque tú has visto más allá de esa capa de maquillaje, has acariciado mis miedos con tus manos y los has hecho pequeños. Aún siento ese abrazo que te aprieta las costillas y te hace sentir la persona más importante del mundo. Y me da igual si no sale bien, porque me has hecho volver a ser yo. Y no me importa si los polos opuestos se atraen y me da igual si estás lejos, porque te noto cerca. No me importa el pasado, me importa el ahora. Y desde hace cinco días se con claridad lo que quiero aquí y ahora. Me da igual porque me apetece acariciar cada milímetro de tu cuerpo y conocer todas tus cicatrices, me da igual porque se me escapan sonrisillas cada vez que te miro o leo tus mensajes, porque sin darme cuenta has dado sentido a mis días, me has sacado de mi rutina, me has dado el aire que me faltaba para disfrutar de cada día.
Eres esa energía que se cuela por cualquier lugar y te hace hacer el pino, eres la seguridad que veo en esos ojos verdosos, eres tranquilidad en caricias y locura mordiendo mis labios, eres la pasión que te arranca la ropa en el baño de cualquier bar. Eres las ganas de comerte el mundo con solo verte sonreír, eres justo lo que necesito, justo lo que me gusta. Porque eres de esas mentes que encuentran en la adversidad una manera de hacerse más fuertes, de las que van de frente porque los perfiles solo muestran la mitad, las que haces que no puedas consumirlas de manera responsable, las que han comprendido que la vida es tan corta que si no haces lo que quieres es como si nunca hubieses hecho nada.

Y te dije que te iba a contar el mayor de mis secretos, y es así, me siento fuerte.

Tenerte cerca me hace invencible.