domingo, 24 de enero de 2016

Aire fresco




Y aparece y te saca una sonrisa, y te entran ganas de engancharte como un koala. Y no paras de reír, te hace cosquillas, te hace rabiar, sabe como hacerte sonreír y tiene esa maravillosa capacidad de hacerte sentir segura, esa tranquilidad que transmite.

Te das cuenta que en tan poco tiempo se ha convertido en esencial, que cuando no está te falta, que es un pilar, que tiene algo adictivo pero que no hace daño, me engancha, me gusta su forma de mirarme, como juega conmigo, como sabe hacerme sentir bien. Es capaz de entrar hasta dentro, sin llamar, y me vuelve loca.

Con él no existe la vergüenza, me enseña, me escucha, me ayuda y podría decirse que hasta me mima. Es mi amante, mi hermano y hasta mi mejor amigo. Es ese tipo de persona que  te hace mejor persona, que no quieres que desaparezca, que duele si se enfada, que te hace perder el orgullo y morderte la lengua.

De esas personas con las que quieres vivirlo todo y sentirlo todo, que me da igual cómo, cuando y dónde pero que él esté ahí, vía whatsapp o tirándome de los papos. Personas que te cautivan, te emocionan, él se hace querer, y no es un chico diez es un doce porque llega cuando nadie le espera y nadie me ilusionó tanto, y es que él no lo sabe, pero no necesita hacer grandes cosas, un abrazo suyo es el mejor de los regalos. Y sin cobrar un duro está reestructurando el desastre que tenía formado, y me da lo que nadie me da, me hace feliz. Él, y si, es un poco bebé pero es que a su lado me doy cuenta que hasta yo soy más chiquitita, y él sabe lo que vale, y sabe que no hay nada más atractivo que alguien que se quiere a sí mismo. Y le admiro, y quiero seguir aprendiendo de él, porque no os imagináis la de cosas que le faltan por mostrar.




viernes, 22 de enero de 2016

Catástrofes naturales.

Cinco meses después, trescientos sesenta y cuatro kilómetros de distancia y recuerdos de algo tan intenso como breve. Calor bajo las sábanas, abrazos que te calentaban el alma, miradas que te partían en dos y ese cúmulo de decepciones y dolor. Ilusiones desmedidas que se desparramaban por el suelo de aquella minúscula habitación, mentiras que se ahogaban en más mentiras y oportunidades que jamás llegaron a ser de verdad. Pero era mi historia, la que yo creía que merecía tener, dónde yo sola me auto destruía junto a ti. Ese tira y afloja que nos dejaba sin aire, una de cal y dos de arena, aunque no llegué a comprender cual de las dos era la buena.





Y dolía, claro que lo hacía, y seguirá doliendo, porque duele hoy, y dolerá en un mes. Pero no necesito volver a pasear esas calles, ni esas fotos que decidiste borrar para poder recordarte de nuevo, porque te tengo aún sin tenerte, sin haber vuelto a rozar tus manos, sin sentir esos ojos. No necesito nada porque vuelves a mi cabeza sin llamar, se agolpan las sensaciones de aquello que viví con tantísima intensidad. Y pido perdón. Lo siento, lo siento por no haber sabido aceptar mi fracaso, por aferrarme a un sentimiento que ya no existía. Perdón por no medir, por cruzar la línea, por aferrarme a ti con tanta fuerza que te estrangulaba. Siento haber roto lo que construimos, siento haberte perdido y no tener ni un segundo de ti.

 Pero estoy orgullosa de algo, y es que fui valiente, más valiente de lo que fui jamás.



miércoles, 13 de enero de 2016

ADICTA

Complicado, como todo lo que me atrae, lo que me engancha. El saber que no se puede, que es una batalla perdida de antemano, que va a ser un cabezazo tras otro. Tú tan de levantar muros y yo tan de intentar saltarlos. Y ahí está la magia, o no la magia, ahí está la causa de tu adición. 

Y te gusta porque es difícil, porque no puedes tenerlo, porque está lejos y porque no te quiere. 

Tan de ilusionarme con quien no se ilusiona.

Porque soy más de sentir, de notar el calor de una sonrisa acariciandote el corazón. Soy de sensaciones, de impulsos, de emociones descontroladas. De gritar hasta perder la voz, de llorar hasta no poder abrir los ojos. Cabezota e imprudente, y me vuelvo a partir en dos.

Sin saber llegar hasta ti, encerrándome en sueños imposibles, doliendo sin dejar ver una muestra de debilidad. Siendo feliz a medias, conformándose con trozos, porque las mitades no son para mí.

Aprendiendo que no es cuestión de trasnochar, que no es el alcohol en vena, ni tu olor a tabaco. Que no es por el guaperas que te hace perder las bragas.

Que eres tú. Tú y tus putas movidas sentimentales.