martes, 29 de septiembre de 2015

Autoengaño emocional.

El amor aquello que se demuestra sin regalos, ni aniversarios, ni siquiera con el mejor polvo sobre la mejor cama. El amor se demuestra sabiendo aceptar al otro, quererlo como es, respetar sus ideas, disfrutar de sus virtudes y convivir con sus defectos hasta el punto que hasta sus defectos parezcan maravillosos. Amar es luchar hacia delante a pesar de las dificultades, es estar cuando sale el sol y cuando no para de llover. Amar es soñar con esa persona, son visiones de futuro, son ganas de compartir, son momentos de no parar de reír, son momentos de discusión pero que sabes que siempre van a solucionarse. Amar es no tener miedo a que llegue mañana, no tener miedo a tener una vida más allá de la de tu pareja, amar es respetar la intimidad del otro, saber que vaya a dónde vaya o con quién vaya va a seguir sin fallarte. Amar es mirar en la misma dirección, es compartir, convivir, sentirse feliz y seguro.




El amor no es una jaula de la que no puedes salir, estar con alguien no es aguantar como en un campeonato de apnea hasta que se te acaba el aire y no puedes más, no es sentirse inseguro, no es perder tu vida social, no es ignorar todo menos a tu pareja, no es vivir dependiendo de alguien, no es sufrir por la otra persona, no es esa angustia, no es temblar, no es ansiedad, no es llorar.
Nos creemos que el amor es sufrir, que cuánto peor lo pasamos por esa persona más la amamos, y no es así. NO, no deberíamos sentir amor por alguien que nos hace sufrir, amar no es levantarse y acostarse con miedo a perder, no es perder tu libertad, tu intimidad y tu vida por otra persona, no.

Amar es algo natural, espontáneo, bonito y lleno de sensaciones positivas, amar es lo que te hace grande y lo que te hace sentirte mejor persona. Amar no te hace sentirte un miserable, amar no es sentirse culpable, no son reproches, amar no son mentiras, amar no son excusas. Amar es todo lo contrario, amar es ser sincero, es confiar, es querer siempre sin excusas, es estar dispuesto, amar es sentirte afortunado por tener a esa persona a tu lado, amar es querer a las personas tal como son, con sus creencias políticas, con sus vicios, con su entorno y muy importante, con su pasado.

Querer es saber que alguien vivió antes de llegar a tu lado, y que todo eso que ha vivido le ha convertido en la persona maravillosa que es ahora, que todos cometemos errores, que todos tenemos mejores o peores recuerdos del pasado pero es eso, el pasado, y quieras o no siempre va a estar allí y no es nada malo. Querer es saber perdonar y sentir que esa persona merece esa oportunidad, querer es confiar en esa persona a ciegas, poner la mano en el fuego por ella.

Quiere por como es hoy, quiere por lo que te hace sentir, quiere aunque te equivoques, quiere aunque sufras al final, quiere y quiere mucho, quiere porque merece la pena y quiere hasta que te partan el corazón, porque en esta vida hay que vivirlo todo y esconderse en el caparazón no te va a hacer una persona más feliz.

Alguien sabio dijo una vez:

"Perdona pero perdona lo que haga falta. Cuanto más grande sea la cagada, mayor será tu oportunidad para perdonar. Y no se trata de predicar rollos judeocristianos sobre la culpa, el arrepentimiento o el acto público de contrición.  Es que en esta vida serás tan grande como el perdón que hayas sido capaz de otorgar. 
Perdona pero sobre todo sé perdonado. Porque ser perdonado es el otro gran chute de energía vital. Notar que no existe una segunda oportunidad, porque ésta vuelve a ser la primera. Creer en lo que se había construido antes de cagarla. Y ser consciente de que puede que nos volvamos a equivocar. Es el hoy por ti mañana por mí de las relaciones humanas. La vaselina que nos da la vida para poder continuar."